martes, 14 de julio de 2015

Bienvenida

Bienvenidos



Autor:
Celia Parra Salazar
       Hola! mi nombre es Celia Parra Salazar y mi formación inicial es Lic. en Educación Preescolar, cuento con una Maestría en Pedagogía y en estos momentos me encuentro en el trayecto final de mi formación doctoral; me desempeño como Asesor Técnico pedagógico en la VII Zona de Preescolar y en atención a la Reforma Educativa estoy cursando el Diplomado Elaboración de Portafolio de Evidencias  convocado por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación; SNTE,  a través del Sistema Nacional de Desarrollo Profesional; SINADEP, el cual en estos momentos tan coyunturales en el sistema educativo emprende el diseño y publicación de cursos en línea que apoyan el proceso de formación y capacitación permanente de sus agremiados.
    Lo anterior como  una oportunidad para movilizar nuestros saberes entorno a las competencias digitales con fines didácticos o de profesionalización y actualizarnos para enfrentar los retos futuros.
El Portafolio Electrónico


         En su versión clásica o tradicional, los portafolios se han conformado de documentos o producciones materiales que se respaldan y se comparten en un soporte físico. Sin embargo, desde hace algunos años se hace cada vez más frecuente una conformación digital, como evidente respuesta a la generalización de las nuevas tecnologías de la información, la comunicación y la expresión, lo que trae consigo indiscutibles ventajas en términos de economía, ecología, compartición, almacenamiento y recuperación. Desde el punto de vista del soporte en que son realizados, entonces, los portafolios pueden ser analógicos o electrónicos , e-portafolios, como ahora se les llama.

          Los portafolios docentes con orientación formativa se diseñan para que el profesor en ejercicio reflexione críticamente sobre su trabajo, para que tome conciencia de sus logros y de sus intereses, de sus teorías, sus realizaciones y sus expectativas. Han de dinamizar el aprendizaje y el desarrollo de los maestros responsables de su conformación y seguimiento, por lo que frecuentemente se articulan con procesos de formación y actualización docentes así como de evaluación del desempeño profesoral que comparten una óptica dirigida a la comprensión, la innovación y la mejora

       Contrastan con los de tipo físico o analógico porque el soporte en que se diseñan, se desarrollan y se comparten es de naturaleza informática, sea que se ubiquen en computadoras personales, en dispositivos portátiles, en redes locales e incluso en la gran red. Este contraste ya nos permite adivinar algunas de sus posibles ventajas: disponibilidad casi inmediata y eventualmente universal, funcionalidades de búsqueda sumamente potentes, prescindencia del papel y la tinta, alojamiento de materiales realmente diversos, integración y convergencia de medios y recursos, maximización de las potencialidades comunicativas (sobre todo cuando el público destinatario se ubica en la franja de los llamados “nativos digitales”) y almacenamiento de amplio alcance, son algunos de los argumentos que pueden abonarse a favor de ellos.